Los bordadores judíos de la corte real española de la Edad Media fueron los primeros en componer estos trajes que se caracterizan particularmente por el espesor del bordado utilizado, generalmente cosido con hilo de oro.
A raíz del decreto de expulsión de los Judios promulgado por los Reyes católicos de España, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, numerosos bordadores judíos se instalaron en Marruecos donde introdujeron gradualmente este arte manual ingenioso en el cual se distinguían. Se consagraron en confeccionar estos trajes exóticos que, en el curso de los siglos, vistieron las novias.
Hasta fines del siglo XIX, las judías marroquíes se casaban con el Traje de Berberisca. Más tarde, debido a la influencia creciente de la cultura europea en el Norte de África, se impuso el traje de novia blanco convencional que fue adoptado.